¿QUÉ PASA MIENTRAS DUERMO? ÓPERA CÓMICA

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La Exposición

¿Puede el humor en el arte ir más allá de la risa y convertirse en una ventana hacia lo metafísico?. En la intersección entre lo lúdico y lo trascendente, el arte se convierte en un campo fértil para la exploración de la condición humana. La exposición ¿Qué pasa mientras duermo? Ópera cómica en tres actos se sumerge en este fascinante territorio desentrañando las complejidades de la experiencia humana a través de una amalgama de imágenes visuales, colores vibrantes, humor ácido y un énfasis especial en el acto creativo sobre el resultado artístico. En la Sala Galatea de la Casa Góngora, el espectador es invitado a reflexionar en un espacio donde lo lúdico y lo trascendente se juntan, sugiriendo una profusa reflexión sobre cómo el humor, en el arte pictórico, puede transcender lo visible y lo material, convirtiéndose así en un mecanismo que permite acceder a dimensiones filosóficas y espirituales.

Las obras presentadas para esta exposición poseen una fuerza visual que cautiva al espectador desde el primer momento. Con una paleta de colores vibrantes, crean un juego entre la percepción, la conceptualización y la emoción, presentando obras que despiertan los sentidos y desafían algunas convenciones establecidas. Cada pieza busca ser una explosión de creatividad y expresión, invitando al espectador a sumergirse en un universo visual cautivador que dialoga intrínsecamente con ellos mismos. Y es que para Carlos Quiralte, el proceso creativo es tan importante como el resultado final, intentando así crear obras que reflejan la libertad y la espontaneidad del acto creativo, encontrando un equilibrio entre el producto y el acto. Esta celebración del proceso creativo nos recuerda que el arte es un viaje, no un destino, y que la verdadera belleza reside en el proceso mismo de creación. «El arte no es lo que ves, sino lo que haces que otros vean» decía Degas.

¿Qué pasa mientras duermo? Ópera cómica en tres actos es una exposición que busca posicionarse frente a temas serios y complejos con diferentes niveles de acercamiento al humor, pero sin perder el trasfondo subversivo y crítico que debe acompañar la ejecución artística. Y es que, en palabras del artista: «si para algo es verdaderamente necesario el humor, y esto se convierte curiosamente en cuestión principal de lo que entiendo como arte, es para relativizar todas las verdades instauradas y para situarse frente al totalitarismo del poder y de uno mismo, del ego. No hay nada más civilizador para el ego (propio y ajeno) y para el poder, que el humor. No hay nada más civilizador para el ego (propio y ajeno) y para el poder, que el arte».