De lo espiritual a lo profano. Romero de Torres y Zuloaga

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De lo espiritual a lo profano. Romero de Torres y Zuloaga en las Colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao y del Museo Julio Romero de Torres.

El arte español vivía, en el tránsito al siglo XX, un momento de especial intensidad. En buena medida, era debido a la crisis de identidad de la cultura española tras el colapso de 1898, así como al contacto de la mayoría de los artistas con las nuevas tendencias artísticas que se gestaban en Europa. Sobre todo, en París, que se convirtió en la capital de la modernidad. Cada vez mejor informados por revistas y prensa, y más viajados, los artistas españoles afrontaron la nada sencilla tarea de hallar un lenguaje propio, a la altura del legado de los grandes maestros del pasado y que, a la vez, sintonizara con las corrientes estéticas del momento. Se aspiraba, en la mayoría de los casos, a destilar lo eterno de lo transitorio, lo universal de lo local.

Dos figuras singulares, y verdaderamente protagónicas de aquel período, son Ignacio Zuloaga (Éibar, 1870- Madrid, 1945) y Julio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930). Habitualmente se presentan como figuras antagónicas. Ya sea por motivos geográficos -el primero eibarrés y cordobés el segundo- como por estilo. El primero, se integró en la moderna escena artística parisina y mostraba fascinación por El Greco; el segundo, acuñó una estética a medio camino entre el folclorismo, el clasicismo italiano y los simbolismos de Centroeuropa. Por encima de cualquier otra consideración, ambos artistas difieren en el tono de su pintura. Como decía Antonio Muñoz Molina, la crudeza desnuda y sin maquillaje de la pintura de Zuloaga contrasta con el clima “tiznado y truculento” de la obra de Romero de Torres.

Dando por válidas estas consideraciones, parece que resultan insuficientes para comprender a unos personajes y un período histórico tan complejos, y controvertidos. Se hace necesario explorar la trayectoria de ambos, y confrontar sus itinerarios a través de su obra, en busca de algunas claves más. Entre ellas, sin duda, emergerá alguna que otra inesperada sintonía. Tal es el propósito de esta exposición.