Toda exposición es un acto de confrontación. Cada nuevo proyecto expositivo surge como reacción frente a la obra anterior, frente a una idea que se considera superada, contra la propia institución, incluso. En este caso, hemos llevado la idea de confrontación a las salas del Museo Julio Romero de Torres, donde la etapa mas flamenca del pintor cordobés se hace dialogar con obras del siglo XIX que ofrecen diferentes visiones de lo andaluz y de la mujer.
La guitarra es el nexo común entre todas estas imágenes. Él fue quien la elevó al altar flamenco en su Consagración de la Copla. Sin embargo, la guitarra venía siendo atributo de la fiesta gitana desde hacía décadas. En concreto, fue durante el costumbrismo postromántico de mediados del siglo XIX cuando se fijó el cliché, también el mito, del genio andaluz y de la guitarra como su principal valedora.