El torero espanta sus miedos en la impersonalidad de las habitaciones de los hoteles rezando a estampas de mil santos y advocaciones que les acompañan de plaza en plaza. Las devociones de los hombres que se visten de luces al atardecer están enhebradas con ese fervor que, tantas veces, se ha materializado en sayas o túnicas ornamentadas con los bordados de sus más preciados trajes de torear o en esos capotes entretejidos con imágenes sagradas. En esta exposición se muestra cómo a lo largo de los siglos, artistas que forman parte de la historia de la tauromaquia, han demostrado su agradecimiento y generosidad enriqueciendo el patrimonio de las cofradías.
Exposición Pasión de Luces
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