Exposición UN TOQUE DE TRANSVERSALIDAD

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“Pero en el fondo sé que todo es falso, que estoy ya lejos de lo que acaba de ocurrirme y que como tantas otras veces se resuelve en este inútil deseo de comprender, desatendiendo quizá el llamado o el signo oscuro de la cosa misma, el desasosiego en que me deja, la instantánea mostración de otro orden en el que irrumpen recuerdos, potencias y señales para formar una fulgurante unidad que se deshace en el mismo instante en que me arrasa y me arranca de mí mismo. Ahora todo eso no me ha dejado más que la oscuridad, el viejo tópico humano: descifrar.”
Julio Cortázar (62. Modelo para armar)

UN TOQUE DE TRANSVERSALIDAD reúne cincuenta y tres obras realizadas mayoritariamente en óleo sobre papel recortado y pegado, aunque intercaladas por algunos trabajos tridimensionales y papeles de épocas anteriores. La disposición espacial de la Sala de Exposiciones VIMCORSA permite que la exposición quede dividida en tres secciones, que tratan de desarrollarse escenográficamente con un cierto sentido de macro-instalación.

El montaje de la exposición desdeña el sentido cronológico y la propia especificidad de cada obra, que se superponen y entrelazan alterando su formalismo mediante la acumulación, desbordando sus propios límites e incitando a la interlocución entre ellas y los espectadores.

La acción de pintar sucede paulatinamente y se asemeja a escribir un diario, donde anotamos nuestros anhelos e incidencias cotidianas; la tarea de titular las obras viene a equiparar esa secuencia de registros. Hubo un tiempo en el que los artistas abstractos generalizaron el recurso al “sin título”, que venía a ser como una manera de establecer un distanciamiento respecto a los vínculos de emotividad que la pintura desprende. El arte abstracto, y el geométrico en particular, se concebían entonces como métodos de objetiva racionalización del mundo, pero nuestro presente carece de esas pretensiones y reclama una necesidad de cercana empatía. El valor documental del arte lo conecta con lo inmediato y, de alguna manera, prefigura la imagen de un momento concreto, así que, desde la fragilidad de lo personal, esta exposición (que pretende reivindicar el gozo de lo pictórico) se proyecta sobre conceptos y territorios compartidos.

El primer apartado se titula La idea de orden. Geometrical Dominator, porque la esencia de las cosas bascula sobre una razón geométrica (la geometría, anotó el emperador Juliano, “tuvo su origen a partir de la medida de la tierra en Egipto”). En ella encontramos obras (realizadas entre 2018 y 2024) donde abundan rectángulos y cuadrados. Pero siempre formados desde la idea de dispersión y caos mediante el abigarrado entrecruzamiento de tiras rectas y curvas de diferente grosor, y la superposición de colores. La segunda sección, Lo confuso y traumático. El extrañamiento, está compuesta por obras realizadas entre 1995 y 2024 donde lo deshilachado, lo organicista y lo curvilíneo, formas también muy presentes en la naturaleza, quieren simbolizar (con sus quiebros y aristas) los conflictos que ocasionan la ruptura de los estereotipos y la búsqueda de la identidad.

Una tercera sección, Paradojas. Goodbye to all that, abarca piezas realizadas entre 1981 y 2024, que no reprimen un inequívoco recurso a la ironía y otras complicidades personales, como ciertos guiños cinéfilos.

Sobre el artista

José María Baez
Jerez, Cádiz. 1949

Artista jerezano residente en Córdoba desde 1960, fue Beca Nuevas Formas Expresivas del Ministerio de Cultura en 1980 y ha obtenido los premios Navarra de Pintura 1995 y Martínez Guerricabeitia 1994 entre otros.

Con una trayectoria coherente en la que encontramos ejercicios continuos ahondando en la profundidad y el misterio del color, la obra de José María Baez encaja plenamente en lo que podemos definir como tradición pictórica moderna. Su obra parte de la osadía de aceptar, cuando todo nos supera y desborda, algo tan vigoroso y al mismo tiempo tan elemental como las fluctuaciones del color que inciden sobre nuestra retina, evocándonos anhelos y sensaciones naturales. La imagen así, no se despoja de cargas sino todo lo contrario: retiene al espectador reclamando un tiempo de recepción.

Su obra está presente en importantes colecciones nacionales, se ha mostrado en numerosas exposiciones. Ha realizado muy diversas intervenciones en espacios públicos, entre las que cabe destacar la intervención mural efímera realizada en el Claustro del Centre del Carme, IVAM, en Valencia, así como la intervención en el Teatro Liceo en Baena, Verbum (Casa das Palabras) en Vigo y en la hornacina del Puente Romano en Córdoba.